jueves, 2 de junio de 2011

Mi vida, su vida (Relato)

Seco mis lágrimas con el dorso de la mano, ignoro el tiempo que he estado así pero siento ardor en mis ojos a causa de la salina de mi llanto. Ahora estoy suspendida en el abismo y en cualquier momento caeré al vacío. Todo acabó para mí, hasta aquí llegaron mis sueños, ilusiones, esperanzas... Mi desesperación llegó con el alba y ya me envuelve la penumbra, el ocaso está próximo, se ha agotado el último día de mi libertad, de mi juventud. Hoy, aquí y ahora tengo que tomar una determinación que influirá para el resto de mi vida, la tengo que tomar sola pues sola estoy. Siquiera he podido asimilar la noticia ¿cómo determinar una conclusión si apenas doy crédito a mi realidad?.Las lágrimas vuelven a resurgir, cierro los ojos con fuerza deseando desesperadamente poder volver atrás sólo un instante, con unos segundos me bastaría.

Con sólo una palabra que pudiese trasmitir al pasado, todo estaría solucionado.Con manos temblorosas, vuelvo a coger éste maldito objeto alargado que anuncia el final de mi forma de vida, por millonésima vez lo observo apretando los labios y por millonésima vez compruebo que el resultado es el mismo, inalterable. Sólo dos líneas rosadas han bastado para dictar mi sentencia de por vida. Aprieto el predíctor con fuerza maldiciéndolo, odiándolo, culpándolo de el resultado anunciando como una sentencia que... estaba embarazada. 

¿Cómo podría ser madre ahora, si aún necesito consejo de la mía propia?, ¿Qué pasa con mis planes, mis sueños, mis ilusiones?, ¿Cómo podía cambiar mis salidas y excursiones por paseos por un parque empujando un carrito?, ¿Cuánto tiempo permanecerán a mi lado mis amigos?, ¿Cuánto tardarán en aburrirse de mis limitaciones y comenzarán a desaparecer?, ¿Por qué ahora que me siento más viva que nunca siento morir?. 

¡Es una locura!, siquiera he terminado el instituto. Es ahora cuando comienzo a disponer de libertad, acabo de abrir las alas y ya me las han cortado. El mundo está ahí fuera, esperando a que lo abrace y no quiero encerrarme en una jaula, no quiero ser prisionera de mi destino. No quiero, no debo... no puedo. 

Me miro en el espejo, apenas me reconozco, tengo los ojos enrojecidos e hinchados a causa del llant. Pero ese no es el motivo por el que me veo distinta... me siento distinta. En mi mirada se refleja que soy otra, ya nunca seré la misma. No soy sólo yo, ahora hay alguien más, alguien que está vivo en mí, ajeno a mis sentimientos... mis miedos.Inconsciéntemente acaricio mi vientre, hay vida dentro de mí que está creciendo lentamente. Las lágrimas vuelven a brotar, me siento miserable y egoista. ¿Qué culpa tiene el ser que se está gestando de mi imprudencia e irresponsabilidad?. Sólo bastaría un momento, un breve espacio de tiempo para acabar con éste tormento, para seguir adelante fingiendo que nada de ésto ha ocurrido. Nadie tendría que enterarse que rechazé a mi hijo. 

¿Mi...hijo? 

Hasta ahora sólo he pensado en mí, sólo he escuchado a mi egoismo, pero no puedo ignorar que hay vida en mí. Hay alguien en este mundo que depende de mí, que me necesita.... No pedí que existiera y él no pidió existir, pero ahí está. Me siento sóla y perdida. He fallado a mucha gente, consciente o inconscientemente; he cometido errores y a veces he hecho sufrir. Pero siempre, siempre, he tenido a alguien que me ha apoyado, que me ha aconsejado... Es hora de ser yo quien pueda hacer lo mismo por alguien, por alguien que realmente me necesita. Y no puedo fallarle, no puedo borrarlo de un plumazo y fingir que ésto nunca ocurrió. Está vivo porque lo siento vivo.

Buscaré apoyo, consejo, ayuda... Tengo a mi familia; comprobaré quienes son mis amigos. Quiero contar con ellos, hablarles, explicarles, compartir con ellos mi nueva vida. Me vuelvo a mirar con más detenimiento. Sí, me siento distinta porque soy distinta. Ya tengo mi respuesta, sólo yo podía darla. Pase lo que pase, ocurra lo que ocurra, seguiré adelante, sóla o acompañada; con certeza o errando. Pero ocurra lo que ocurra y pese a quien le pese... él siempre me tendrá.
Es mi decisión, es mi vida. No, no es mi vida... es su vida.

Sylvia Ellston.
Obra registrada. Código: 1111250598403