miércoles, 1 de junio de 2011

Amor Vencido (Relato).


Observo el ocaso sentada en la orilla, el mar acaricia mis pies con suavidad me estremezco a su tacto, cuánto necesito sentir de nuevo una suave caricia sobre mi piel.
El sol desaparece ante mí dando por finalizado un día más. Y mis recuerdos vuelven a brotar, me trasladan a un tiempo donde fui feliz, una época en que no podía parar de sonreir cuando tú estabas conmigo. Suspiro profundamente.
Tus promesas, tus palabras... se disiparon como la espuma marina, al igual que ella tan hermosas como efímeras.

Abrazo mis piernas apoyando la barbilla sobre mis rodillas y cierro los ojos para percibir con más intensidad la brisa que me envuelve como tus brazos lo hacían. Aún puedo percibir tu perfume, aún te siento cerca de mí, aún estás alojado en mi corazón que se resiste a dejarte ir.
Hace tiempo que no regresan mis besos lanzados al aire, ya no distingo tu voz camuflado en el oleaje, ya no percibo tus caricias en el viento.

Mis sentimientos siguen intactos a pesar de la distancia, creí firmemente que no tendríamos límites que podríamos superar los obstáculos porque creí en nuestro amor. Y fortalecí esa creencia con ilusiones y esperanzas que tú me entregaste, me diste eso y desapareciste.

Aún así acudo cada atardecer, soñando con el momento del encuentro, ensayando cientos de palabras, reservando miles de besos... aferrándome a la esperanza que un día volverás.
Sigo soñando contigo pese a que tú ya me olvidaste, sigo esperándote pese a que me dijiste adios. Mi corazón se resiste despertar del letargo al que me arrastraste.

Maldita seas distancia, destruiste toda unión, erosionaste mi ilusión. Pensé que podría superarte pero fuiste más tenaz.
Maldito seas tiempo, que difuminaste mi imagen de su mente, que borraste mis palabras de su memoria.

Las estrellas dan su aparición, las observo pensando que miramos al mismo cielo. Yo recordándote, tú olvidándome.
Derramo una lágrima sobre el mar que nos separa, lamentando que no hayas sido tan fuerte y constante como yo. Te dejaste vencer por la distancia y no hiciste nada por evitarlo.
Suplico poder dejarme llevar al igual que tú por el tiempo y la distancia, deseo poder dejar de sufrir, ansío poder renovar la ilusión, exijo poder volver a ser feliz.

Mi mente habla al corazón, la razón aconseja a la ilusión. La distancia sin constancia erosiona cualquier ilusión. Yo me aferré a los lazos que nos unían pero tú los soltaste y me dejaste a la deriva.
Seco mis lágrimas, reprimo los suspiros y me prometo a mí misma que lo superaré, si tú pudiste olvidarme, yo también lo haré. Convertiré al tiempo y la distancia en mis aliados, te sacaré de mi corazón. Esparciré al viento tus promesas incumplidas y me fortaleceré gracias a la lección impartida, el amor es cosa de dos y me dejaste sola.

Miro en mi interior y me reencuentro conmigo misma, recuerdo quien soy, quien quiero ser. Me levanto con fuerzas renovadas y camino decidida hacia un nuevo horizonte. Sonrío complacida al encontrarme con mi antiguo yo, aún estoy viva y aún tengo mucho que dar. Tú no lo quisiste pero sé que en algún momento, en algún lugar, aparecerá la persona que quiera darme lo que no me quisiste entregar y pueda darle lo que no quisiste recibir.
He abandonado esta guerra, ahora tengo otra batalla... lucharé por resurgir, volveré a ser feliz.

Sylvia Ellston.
Obra registrada. Código: 1111250598335