XXXVI
Pude ver el cielo abrirse para mí,
sentir la grandeza, la eternidad,
la calidez de su Astro sobre mi piel,
la inmensidad del infinito placer.
Pude sentir ser ángel y así volar,
extender alas de cera y despegar,
desprenderme de la cruel realidad,
todo cuanto yo anhelaba vislumbré.
Pude alcanzar mi sino y no pudo ser,
la cruenta realidad me despertó,
mis alas de cera al Sol se derritieron,
cayendo de ellos, despojos de mis sueños.
Pude sentir la victoria en mi destino,
pero fue otro sueño del que desperté,
caí desplomada de nuevo en el barro,
mi deseo en mil fragmentos estalló.
Pudo ser mi destino pero no fue,
recojo los pedazos de mi fracaso,
son ahora, escombros y desilusión,
El cielo se cerró, pudo ser y no fue.
Una vez me quedé con esa extraña sensación en el alma, ese pudo ser y que no fue. Sólo el paso del tiempo me ayudó a comprender que algunos eventos nos suceden para esperar y aprender.
ResponderEliminarUn beso.