Moli es un osito de peluche. Vive con Estrella y siempre han estado juntos, fue amor a primera vista. Estrella era un bebé cuando lo vio en una estantería del centro comercial y lo agarró. Cuando su mamá quiso ponerlo en su sitio de nuevo, Estrella lloró tanto que mamá no tuvo más remedio que llevarse a Moli a casa.
Muchos pensamos que los ositos de peluche no piensan o no tienen sentimientos, pero no es así, sí que los tienen y Moli además tenía un sueño. Aunque lo habían fabricado para ser un osito futbolista, con su camiseta y sus zapatillas deportivas y todo, Moli deseaba ser un osito astronauta. Y se sorprendió mucho cuando supo que su dueña se llama Estrella y que además, su papá es astronauta. ¡Menuda casualidad!
Moli se sentía muy triste, aunque nadie lo notaba. ¿Cómo podemos imaginar que un osito de peluche puede tener sentimientos? Pues lo tienen y Estrella lo sabía, ella conocía muy bien a su osito y adivinaba sus pensamientos.
¿Y por qué estaba triste? Pues porque el papá de Estrella, ha sido seleccionado para ir al espacio. Ella se sentía muy orgullosa de su papá porque irá a su Estrella favorita, esa tan grande y brillante que no parpadea. Papá dice que se llama Estación Espacial, pero para ella era un nombre muy feo para algo tan bonito. Pero Moli se entristeció mucho, cuando esa noche, Estrella estuvo llorando hasta quedarse dormida. Papá se irá por mucho, mucho tiempo.
Siempre que Estrella se iba a dormir, su papá iba a arroparla y le contaba cuentos sobre otros planetas y galaxias, a papá le encantaba inventarse cuentos y a ella escucharlos. Moli también estaba encantado con esas historia y escuchaba atento. Pero las historias ya no les parecían tan bonitas y entretenidas, porque les hacían recordar que papá se irá pronto.
Mientras Estrella dormía abrazada a Moli, el osito pensaba y pensaba, Estrella tendrá a mamá para que la arrope y él tendrá a Estrella. Pero, ¿A quién tendrá papá? se quedará muy solo en el espacio.
Mamá, le propuso a Estrella que buscase algo para que papá se llevase al espacio, algo que pudiese tener cuando las echara de menos. Ella, fue corriendo a su habitación, fue una idea genial. Buscó y buscó, pero no conseguía encontrar nada lo suficientemente especial para que papá se llevase al espacio. Porque también quería demostrar con el regalo, lo mucho que lo quiere y lo recuerde cada vez que lo viese.
Moli estaba sentado sobre la cama y desde ahí, pudo ver como Estrella ponía toda su habitación patas arriba en busca del regalo perfecto. Quiso ayudarla pero no podía, aunque su interior estaba relleno de algodón y sentimientos, no podía moverse ni hablar.
Estrella casi se había dado por vencida cuando miró a Moli. El osito, sintió que su corazoncito de algodón se calentó cuando adivinó los pensamientos de la niña. Ella cogió al osito y tras darle un beso y un achuchón, salió corriendo de la habitación en busca de papá.
- Toma papá, ya lo he decidido - dijo la niña mientras le ofrecía el osito - Quiero que Moli vaya contigo, será el primer osito astronauta del mundo.
El papá abrazó a la niña con lágrimas en los ojos. Sabía lo especial que era Moli para Estrella, la niña y el osito nunca se habían separado.
La noche antes de la marcha de Moli y papá. Estrella lloró mucho porque sabía que los iba a echar de menos y no ya no estaría su osito para consolarla con sus cálidos abrazos.
Moli miraba con tristeza a la niña, ¡cómo le hubiese gustado decir todo cuanto quería para consolarla!, pero no podía. Porque, aunque tiene sentimientos, no puede hablar. Pero se consolaba diciéndose a sí mismo, que ella sabía cuánto la quería.
Y llegó la hora de la marcha. Estrella abrazó a su papá durante muchos, muchísimos minutos y después, achuchó a Moli con todas sus fuerzas. Les decía una y otra vez que les echará mucho de menos e intentaba ser fuerte para no llorar, no quería que ellos también se entristeciesen más de lo que ya estaban.
Papá se arrodilló frente a Estrella, le quitó una de las zapatillas rojas del osito y se lo dio a la niña.
- ¿Recuerdas que siempre me decías que Moli en realidad quería ser astronauta como yo? - preguntó papá.
- Sí, pero lo tocó ser futbolista aunque a él no le gustaba- Estrella asintió con la cabeza mientras acariciaba la zapatilla de su osito.
- Pues Moli va a cumplir su sueño ¿verdad?
- ¡Es verdad, ahora Moli será un osito astronauta! - Exclamó Estrella con una amplia sonrisa.
Papá y Moli entraron en la nave espacial y volaron hacia las estrellas. Esa noche, la niña miró hacia el cielo buscando su estrella favorita, la brillante que no parpadea. Allí estaba papá y Moli.
Se sintió muy orgullosa de su osito y ella también quiso ser como él. Mientras Estrella se quedaba dormida pensó en Moli y la lección que le había enseñado...
Muchos pensamos que los ositos de peluche no piensan o no tienen sentimientos, pero no es así, sí que los tienen y Moli además tenía un sueño. Aunque lo habían fabricado para ser un osito futbolista, con su camiseta y sus zapatillas deportivas y todo, Moli deseaba ser un osito astronauta. Y se sorprendió mucho cuando supo que su dueña se llama Estrella y que además, su papá es astronauta. ¡Menuda casualidad!
Moli se sentía muy triste, aunque nadie lo notaba. ¿Cómo podemos imaginar que un osito de peluche puede tener sentimientos? Pues lo tienen y Estrella lo sabía, ella conocía muy bien a su osito y adivinaba sus pensamientos.
¿Y por qué estaba triste? Pues porque el papá de Estrella, ha sido seleccionado para ir al espacio. Ella se sentía muy orgullosa de su papá porque irá a su Estrella favorita, esa tan grande y brillante que no parpadea. Papá dice que se llama Estación Espacial, pero para ella era un nombre muy feo para algo tan bonito. Pero Moli se entristeció mucho, cuando esa noche, Estrella estuvo llorando hasta quedarse dormida. Papá se irá por mucho, mucho tiempo.
Siempre que Estrella se iba a dormir, su papá iba a arroparla y le contaba cuentos sobre otros planetas y galaxias, a papá le encantaba inventarse cuentos y a ella escucharlos. Moli también estaba encantado con esas historia y escuchaba atento. Pero las historias ya no les parecían tan bonitas y entretenidas, porque les hacían recordar que papá se irá pronto.
Mientras Estrella dormía abrazada a Moli, el osito pensaba y pensaba, Estrella tendrá a mamá para que la arrope y él tendrá a Estrella. Pero, ¿A quién tendrá papá? se quedará muy solo en el espacio.
Mamá, le propuso a Estrella que buscase algo para que papá se llevase al espacio, algo que pudiese tener cuando las echara de menos. Ella, fue corriendo a su habitación, fue una idea genial. Buscó y buscó, pero no conseguía encontrar nada lo suficientemente especial para que papá se llevase al espacio. Porque también quería demostrar con el regalo, lo mucho que lo quiere y lo recuerde cada vez que lo viese.
Moli estaba sentado sobre la cama y desde ahí, pudo ver como Estrella ponía toda su habitación patas arriba en busca del regalo perfecto. Quiso ayudarla pero no podía, aunque su interior estaba relleno de algodón y sentimientos, no podía moverse ni hablar.
Estrella casi se había dado por vencida cuando miró a Moli. El osito, sintió que su corazoncito de algodón se calentó cuando adivinó los pensamientos de la niña. Ella cogió al osito y tras darle un beso y un achuchón, salió corriendo de la habitación en busca de papá.
- Toma papá, ya lo he decidido - dijo la niña mientras le ofrecía el osito - Quiero que Moli vaya contigo, será el primer osito astronauta del mundo.
El papá abrazó a la niña con lágrimas en los ojos. Sabía lo especial que era Moli para Estrella, la niña y el osito nunca se habían separado.
La noche antes de la marcha de Moli y papá. Estrella lloró mucho porque sabía que los iba a echar de menos y no ya no estaría su osito para consolarla con sus cálidos abrazos.
Moli miraba con tristeza a la niña, ¡cómo le hubiese gustado decir todo cuanto quería para consolarla!, pero no podía. Porque, aunque tiene sentimientos, no puede hablar. Pero se consolaba diciéndose a sí mismo, que ella sabía cuánto la quería.
Y llegó la hora de la marcha. Estrella abrazó a su papá durante muchos, muchísimos minutos y después, achuchó a Moli con todas sus fuerzas. Les decía una y otra vez que les echará mucho de menos e intentaba ser fuerte para no llorar, no quería que ellos también se entristeciesen más de lo que ya estaban.
Papá se arrodilló frente a Estrella, le quitó una de las zapatillas rojas del osito y se lo dio a la niña.
- ¿Recuerdas que siempre me decías que Moli en realidad quería ser astronauta como yo? - preguntó papá.
- Sí, pero lo tocó ser futbolista aunque a él no le gustaba- Estrella asintió con la cabeza mientras acariciaba la zapatilla de su osito.
- Pues Moli va a cumplir su sueño ¿verdad?
- ¡Es verdad, ahora Moli será un osito astronauta! - Exclamó Estrella con una amplia sonrisa.
Papá y Moli entraron en la nave espacial y volaron hacia las estrellas. Esa noche, la niña miró hacia el cielo buscando su estrella favorita, la brillante que no parpadea. Allí estaba papá y Moli.
Se sintió muy orgullosa de su osito y ella también quiso ser como él. Mientras Estrella se quedaba dormida pensó en Moli y la lección que le había enseñado...
"No importa que digan cómo debes ser. Lo que importa es cómo quieres ser tú. Si lo que quieres es hacer otra cosa, demuestra que puedes y no pares de luchar. Porque al final, si te esfuerzas y lo deseas, tus sueños se podrán cumplir"
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