XXXIX
Convicto ataviado con ropajes sucios y raídos,
tus manos encalladas y miembros entumecidos.
tus manos encalladas y miembros entumecidos.
caminas con hombros caídos y mirada cansada.
tambalea el coraje abatido y alma sepultada.
Convicto de piel curtida por la cruenta batalla
con el estómago vacío y tu pelo una maraña.
Te dieron un jergón de paja y calzado de esparto.
vencedor o vencido, y tú perdiste en el reparto
Convicto, fuiste arrastrado hacia la negra suerte.
muda la voz del soldado, no del poeta la mente.
vencedores usurpadores doblegan a los vencidos
actuaron sin piedad ni cuartel, ese es el cometido.
Convicto que a muerte ellos quisieron condenarte
pues con pluma y tinta a versos los desangraste
Una carta mitigó la suerte pero alargó la agonía.
Enfermaste al pensar en la miseria de tu familia.
Convicto, ya oyes la llamada de la Dama Oscura.
le ruegas que te lleve junto a tu amigo de Granada.
Pues de otros ya sabes que quedaron exiliados
y maldices el día que quisiste haber regresado.
Convicto, ya oyes la llamada de la Dama Oscura.
le ruegas que te lleve junto a tu amigo de Granada.
Pues de otros ya sabes que quedaron exiliados
y maldices el día que quisiste haber regresado.
Convicto, que finalmente se jactaron de tu agonía.
creyeron que ni un recuerdo serás, pero fue un error
no se puede borrar las huellas del poeta tras la muerte
pues sus pasos son guía para otros. Ayer, hoy y siempre.
Bravo, me ha gustado muchísimo. Qué grande. También yo escribí un poema en memoria de Miguel, que se titula: "Tú sí tuviste corazón, hermoso Hernández".
ResponderEliminarUn abrazo,
María José Cabuchola Macario