Terminé de afeitarme y mientras ajustaba mi corbata, inspeccioné en el espejo mi atuendo. Por norma general, mi no suelo estar animado y relajado antes de un congreso. Siempre son aburridas y soporíferas. Pero en esta ocasión es distinta, el enclave de esta reunión está en tu ciudad. Y después de tantos años de amistad invisible, al fin podré verte en persona. Porque es lo único que nos falta, tomarnos unas cervezas frente a frente hablando como siempre lo hemos hecho.
En el taxi, recibí un mensaje tuyo. En él me preguntabas si no me importaba que nos acompañase una amiga tuya. Respondí rápidamente, "cuantos más, mejor". Sonreí ampliamente, esa faceta tímida y reservada tuya, es nueva para mí. Aunque no es reprochable, puedes que pienses que sea un pervertido o alguien que envió fotos de otra persona para ocultar un aspecto físico completamente distinto de lo que te mostré Como si de una cita a ciegas se tratase, al pensar eso, no pude evitar soltar una leve carcajada. No, seguramente tenga planes con esa amiga después de nuestro encuentro.
Miré el reloj con impaciencia, el tiempo transcurre muy lentamente en este tipo de reuniones. Pero cuando tienes un compromiso justo después, hace la espera insufrible. Menos mal que el punto de encuentro no se encontraba lejos. Según tus indicaciones, apenas dista de unos diez minutos a pie. Si mis cálculos no fallan, tengo tiempo de sobra. Por un momento me surgió la duda de que no aparecieses. Volví a reírme de mí mismo, si eso ocurría, tampoco podría reprocharte nada, aunque me decepcione el perder la oportunidad de conocerte en persona.
Llegué a la cafetería antes que tú así que elegí una mesa donde podría ser visible desde cualquier lugar de la plaza. Una vez servida mi consumición, te busqué entre todos los transeúntes no tardé en reconocerte. Caminabas hacia mí semi oculta tras tu amiga. Por tu expresión, parecías dudar si era yo o no. Sonreí levemente y fui a tu encuentro y te saludé con un par de besos en las mejillas. Noté que tu cuerpo se tensó levemente. Puede que te haya incomodado tanta familiaridad, así que me sentí violento por hacerte sentir así. No lo entendí, después de hablar durante tanto tiempo, te consideraba una gran amiga pero al parecer, no es recíproco.
Intenté romper el hielo hablando de todo cuanto se me ocurría, desde el tiempo hasta las misivas de prensa. Evité mirarte fijamente para no incomodarte más, empecé a tener la sensación que no querías estar aquí y que en el fondo accediste a verme por pura cortesía. Tras terminar nuestras cervezas, tu amiga propuso dar un paseo, posiblemente, en un intento de romper el hielo y hacerte arrancar.
Durante el paseo, tu actitud no cambió y comencé a molestarme. Intenté hacerte reaccionar, pregunté por cualquier cosa que veía de la ciudad, pero tu compañera era la que hablaba por ti. Cuando al fin te animaste a hablar. Me sentí molesto porque parecía que tenías prisa por librarte de mí. Decidí adoptar mi actitud y responderte con monosílabos y rehuyendo tu mirada. Puede que haya sido una actitud infantil de mi parte. Pero a esas alturas ya me sentí estúpido y fuera de lugar.
Tu amiga decidió irse por su cuenta e insistí que no lo hiciera porque temí que una vez se haya marchado. Te volverías más hermética y distante... si cabe. Pero finalmente se marchó y mi malestar creció. Desde luego puedo decir que me decepcionaste, no eras esa amiga dicharachera con la que sentía que podía hablar de lo que fuese, incluso te confié confidencias que amigos de toda la vida, desconocen.
Puede que sea porque te diste cuenta de mi estado de ánimo o que quisieras recuperar esa imagen que siempre tuviste aunque ahora dudo, pero intentaste iniciar una conversación. Como si quisieses empezar de cero, pero me sentí bastante malhumorado como para seguirte el juego. Yo no te mostré una fachada y ahora me siento traicionado.
Quise echarte en cara tu distanciamiento, tu cambio de actitud hacia mí. Pero lo descarté al momento. La culpa fue mía por creer que se podría gestar una amistad a base de teclado y pantalla.
Un trueno resonó en la distancia y comenzaron a caer las primeras gotas de una inminente tormenta. No tenía sentido permanecer a tu lado por más tiempo. Está claro que yo buscaba a mi amiga y no la encontré. "Parece que va a llover, hasta luego" te dije lo más cortés que pude y me despedí con un par de besos de cortesía.
Me metí las manos en los bolsillos de mi cazadora y caminé en dirección opuesta a la tuya. Antes de doblar la esquina, tuve el impulso para mirarte una vez más. Para pedirte explicaciones o simplemente verte por última vez. Pero el orgullo me pudo y decidí no hacerlo, porque seguramente fuese tu espalda huyendo de mí todo lo deprisa que pudieses. Al fin de cuentas, me has demostrado que en realidad eres una completa desconocida.
Llegué al hotel sintiendo un gran peso sobre mis hombros. Me tiré en la cama cual largo era y cerré los ojos. Sin poder evitarlo, rememoré nuestras conversaciones, intenté borrarlos de mi memoria. No entiendo tu actitud. ¿No hubiese sido más sencillo inventarte una excusa para no vernos y seguir como hasta ahora? Pero dentro de lo que cabe, me sentí aliviado porque menos mal que solo somos amigos. ¿Qué hubieses hecho conmigo si hubiese habido sentimientos de por medio?
¿Por qué has hecho esto? ¿Por qué...?
Llegué al hotel sintiendo un gran peso sobre mis hombros. Me tiré en la cama cual largo era y cerré los ojos. Sin poder evitarlo, rememoré nuestras conversaciones, intenté borrarlos de mi memoria. No entiendo tu actitud. ¿No hubiese sido más sencillo inventarte una excusa para no vernos y seguir como hasta ahora? Pero dentro de lo que cabe, me sentí aliviado porque menos mal que solo somos amigos. ¿Qué hubieses hecho conmigo si hubiese habido sentimientos de por medio?
¿Por qué has hecho esto? ¿Por qué...?
Curioso que llegue este relato a mi hoy. Curioso...Fantástica como siempre Sylvia.
ResponderEliminarMuchas gracias por seguir aquí después de tanto tiempo. Es agradable saber que mis primeras lectoras siguen leyendo mis escritos.
EliminarEste relato ha sido creado a razón de un debate que se creó a raíz del original (El encuentro) el cual, he modificado el título para solaparlo a éste.
Principalmente fue porque hubo alguien que se sintió identificado con el relato, pero su versión era contrapuesta. Así que, para no ser repetitiva, he creado dos versiones derivadas del original que escribí hace unos años ya.
Bechoteeeeeeeeeesssssssssssss
Good Job, Miss Sylvia. Lo que son las relaciones nuevas entre las personas, la pantalla y el teclado...
ResponderEliminarPues sí, algunas veces sale bien y otras mal. Pero no es nada diferente a lo que pueda pasar en la realidad física. La diferencia es que el concepto y reacción es más difuso y puede tardar más en llegar virtualmente que en el medio físico.
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