XXXII
Alzó la vista el Cacique,
en busca de una respuesta,
pues la fortuna es opuesta,
y le supone que abdique.
Sólo emprendió ese camino,
Manos y pies de equipaje,
y remendará ese ultraje,
para así alcanzar su sino.
Su mundo, de tierra y cielo,
ante él se desmoronaba,
pero el coraje se armaba,
y fortaleció así su ego.
Se oyó el grañir del halcón,
interpretó su mensaje,
aún quedaba coraje,
latiendo en su corazón.
Ante él emergió una puerta,
que dudaba atravesar,
pues todo ya iba acabar,
la venganza, quedó muerta.
Elixir presentado en vino,
con sus ansias satisfechas,
el sosiego apagó mechas,
regresó a su lugar con tino.
Volvió al hogar el Cacique.
Demostrando así al poblado,
que por Natura fue honrado,
sin que nadie le critique.
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